No creía que fuera a pasar, nunca lo creí, pensé que era difícil, muy difícil enamorarme de un chico que lo más probable es que no sepa que existo, pero lo hice, mi corazón fue capaz de enamorarse perdidamente de él, de sus ojos, de su sonrisa, de la manera en que camina, de todo, absolutamente todo. Es especial, cada vez que le veo mi ojos brillan, mi corazón va rápido y lento al mismo tiempo, miles de mariposas revolotean en mi estómago. Y fue ahí, en ese autobús, en el número 33, fue ahí cuando mi mirada se perdió al verlo, fue ahí en ese autobús donde me enamoré, donde me encontré con Cupido, y me dijo que era él, sólo él.
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“Te quiero”. Te lo dije una vez y lo volvería a repetir mil veces, me encantas, a todas horas tengo ganas de verte, de abrazarte, de decirte que soy adicta a ti, a tus ojos, a tu sonrisa. Pero tu en cambio, sólo sientes miedo, un miedo incontrolable que hace que le temas a que salga mal, te entiendo ¿sabes? Yo al principio lo tenía, pero cuando te enamoras, cuando de enganchas a una persona inesperadamente, tu corazón se olvida del miedo y sólo piensas en quererle, amarle y cuidarle cada uno de tus días, de tus noches, tienes ganas de besarle, de no separarte nunca de su lado, agarrar su mano y que no te suelte jamás, deseas con todas tus fuerzas despertarte a su lado, que lo primero que veas sea su sonrisa, que un domingo te despierte con un “Buenos días princesa”. Pero esto sólo lo conseguiremos si dejas el miedo a un lado, si olvidas por un momento el temor a sufrir. Quiero que me quieras, sin medidas, sin miedo.
PD: Estos textos los escribí para dos chicas maravillosas que lo pideron como favor, un besazo para ellas y para todos los que leen este pequeño blog :)
#. Smile(:
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